El pajarillo herido y el abeto

Obra de teatro: El pajarillo herido y el abeto
Autor: Francisco García Pourriños
Personajes: 14
5 árboles (abeto, roble, abedul, sauce y castaño)/Narrador / Hermanito/Pajarillo/4 Fantasmas (Gordo, Delgado, Alto, Bajo)/Príncipe de hielo/Rey invierno

pajarillo y abeto obra de teatro infantil

Al levantarse el telón, se ve un bosque, con cinco "árboles" en primer plano (abeto, roble, abedul, sauce y castaño). A un lado, el narrador y su hermanito, en el dormitorio de su casa. El hermanito, acostado, y el narrador sentado en una silla, tomándole una mano y en actitud de contarle una historia.

Hermanito: ¡Anda! ¡Cuéntame una historia! ¡Por favor!

Narrador: ¡Cállate de una vez, Dani! ¡No tengo ganas!

Hermanito:¡Por favor! ¡Sólo ésta!

Narrador: ¡Está bien! ¡La última, eh! ¡Prepárate!

Hermanito: ¡Gracias, gracias! ¡Viva! ¡Una bonita, eh!

Narrador: ¡Está bien! ¡Cállate ya! Empezamos...¿Sabes por qué el abeto conserva sus hojas en invierno?

Hermanito: ¡No! ¿Por qué?

Narrador: Te lo diré... ¡Atención!

Érase una vez un pajarillo que tenía un ala rota y no podía volar bien. Se había golpeado contra un tronco al intentar huir de los disparos de un cazador...y volaba lo mejor que podía con su ala rota y se arrastraba hacia el bosque,

Aparece el pajarillo por un lateral

Pajarillo: Tal vez los árboles del bosque me darán cobijo...Voy a preguntárselo...

Narrador: El primer árbol que encontró era un roble. Como estábamos a comienzos del otoño, tenía muchas bellotas y muchas hojas, era muy frondoso. El pajarillo le dijo:

Pajarillo: Señor roble: ¿podría usted alojarme entre sus hojas hasta la primavera? Yo no puedo volar bien con mi ala rota...

Roble: Pero bueno, pajarraco; ¿tú crees que soy tonto? Tú lo que quieres es comerte todas mis bellotas. ¡Largo de aquí! ¡Fuera!

Narrador: El pobre pajarillo se fue, volando lo mejor que podía con su ala rota, hasta que llegó frente a un abedul muy elegante, con su hermoso vestido plateado. El pajarillo le preguntó humildemente:

Pajarillo: Hermoso abedul: ¿me dejaría usted vivir entre sus ramas hasta que llegue la estación buena? Tengo esta ala rota y no puedo volar bien...

Abedul: Pero, ¿cómo se te ocurre pedirme eso, pajarito? ¿No sabes que soy el marqués de la Plata, el abedul más precioso del bosque? ¡Menuda facha tendría contigo ahí arriba! ¡Qué desastre! ¡Búscate otro arbolito! ¡Hay muchos por aquí! ¡Lárgate!

Narrador: El pobre pajarillo se fue, volando y volando lo mejor que podía con su ala rota. ..Estaba algo desanimado.

De pronto, aparecieron unos fantasmas muy juguetones. Se habían escapado de un castillo inglés y pasaban por el bosque, en busca de aventuras. Divisaron al pajarillo y se movieron a compasión. Y se acercaron a él...

Gordo: ¿Qué te pasa, pajarillo?

Pajarillo: Pues que no puedo volar bien con mi ala rota y los árboles del bosque no quieren cobijarme.

Delgado: Nosotros te ayudaremos... Venga, chicos, vamos a ayudarle...

Alto: ¿Cómo podríamos ayudarle?

Bajo: ¿Le cantamos una canción?

Los demás: ¡Bien!¡eso, eso!

Narrador: Y le cantaron esta canción, mientras bailaban alrededor

(Cualquier Canción popular que se quiera enseñar a los niños)

Narrador: El pajarillo se sintió más animado. Y los fantasmas se despidieron:

Gordo: ¿Qué? ¿Ya estás más animado? ¡Alégrate!

Delgado: Bueno, ánimo, pajarillo. Tenemos que marchamos al castillo antes de que se entere mamá.

Alto y Bajo: Sí, vámonos. ¡Adiós, pajarillo! ; sigue intentándolo...

Todos: ¡Adiós! (Desaparecen por un lateral)

Narrador: El pajarillo, más confortado, se dirigió a un sauce llorón, que estaba cerca.

Pajarillo: ¡Hola, señor Sauce! ¿Podría usted guarecerme entre sus ramas hasta que llegue la estación florida? Ya ve que estoy herido: no puedo volar bien con mi ala rota....

Sauce: ¡Lárgate, pajarillo! No acostumbro a recibir extraños en mi casa: no me dejan llorar bien ¿sabes? Así que ¡lárgate!

Narrador: El pobre pajarillo se fue volando lo mejor que pudo con su ala rota. Y llegó a un castaño de copa redonda. Le preguntó humildemente:

Pajarillo: Señor marqués del Castañar, ¿Podría dejarme vivir entre sus hojas hasta la primavera? Tengo un ala rota y no puedo volar bien...

Castaño: No alojo nunca a los forasteros, pajarillo. Lo siento. Lo único que puedo hacer es darte una castaña... ¡Vete!

Narrador: El pobre pajarillo estaba desconsolado. No sabía a quién dirigirse. Siguió arrastrando su ala rota, buscando quien le acogiese...

Entonces el abeto le vio pasar y le dijo:

Abeto: Pero, ¡Chico! ¡Quédate conmigo! ¡No faltaría más...! Mira, ponte aquí, en, esta rama frondosa: creo que es la más calentita. Puedes quedarte aquí todo el Invierno.

Pajarillo: Muchas gracias, señor abeto.

Abeto: De nada. Así me harás compañía.

Narrador: Al poco tiempo, el príncipe del hielo, hijo del Rey Invierno, preguntó a su padre: (Aparecen los dos)

Príncipe del Hielo: ¿Puedo divertirme con cualquier árbol? ¿Puedo soplarles a todos?

El Rey Invierno: Puedes soplar a los que quieras, hijo; pero el árbol que fue bueno con el pajarillo herido, debe conservar sus hojas. A ése, déjale tranquilo.

El príncipe del Hielo: Bien, papá.

Narrador: Y fue soplando y soplando a los árboles, que iban perdiendo sus hojas...

Sin embargo, al abeto, que había alojado al pajarillo herido, tuvo que dejado en paz... y conservó sus hojas en invierno para siempre...

Narrador: Bueno, menos mal Dani se ha dormido...

( y se retira lentamente, mientras cae el telón)

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