Hermano y Hermana – Obra de teatro
Título: Hermano y Hermana.
Autor: Adaptado de las Fábulas de Esopo.
Personajes: Narrador, Padre, Hermano, Hermana.
Escenario: Un salón con espejo.
(Dos jóvenes juegan en el salón y se ven fortuitamente al espejo)
Narrador: Vivía el hombre muy feliz en su pequeña casa, acompañado de sus dos hijos; un jovencito de muy buena apariencia, y una hija menos agraciada. Un día, en sus juegos de niños, por casualidad se miraron ambos en el espejo del salón. El joven de inmediato, se congratuló de su buen parecer, pero la jovencita, sintió algo de rabia ante la reacción tan exagerada de su hermano y tantas autoalabanzas que pronunciaba, pronto, interpretó todo lo que él decía como burlas directas hacia ella.
Hermano: (Con actitud sobrada y vanidosa viéndose frente al espejo) ¡Pero que guapo soy!, por eso todas las chicas andan tras de mí.
Hermana: No exageres, que tampoco es para tanto.
Hermano: ¡Solo mírame!, soy alto, atlético, con ojos claros y abundante cabello, ¡Todo un príncipe!. Salimos a la calle y te lo demuestro, todas se derretirán por mí.
Hermana: ¡Anda que si eres cabeza hueca. Deja ya de molestar!
Hermano: No hermanita, esto no es ninguna molestia, suerte que tienen tus ojos de verme hoy, seguro no ven algo tan lindo seguido.
Narrador: Ese último comentario, hirió los sentimientos de la pobre jovencita, quien fue a quejarse con su padre.
(La chica camina un poco hasta encontrarse con su padre)
Hermana: (Casi con lágrimas en los ojos) Papá, papá, tienes que castigar a mi hermano, se está portando pesado, se ha pasado el día frente al espejo admirándose y diciendo lo bonito que es.
Hermano: No seas chismosa, además no estoy haciendo nada malo.
Padre: (En tono firme)
¡vengan acá los dos!
(El padre los abrazó a ambos, otorgando besos y afecto imparcialmente a cada uno)
Padre: Quiero que los dos se vean en el espejo todos los días, y frente a él, se examinen así mismos. Tú, hijo mío, no debes estropear tu belleza con una mala conducta; y tú, hija, puedes compensar tu carencia de belleza con tus grandes virtudes. Siempre debemos respetar las cualidades y defectos ajenos, y no maltratar a los demás presumiendo de nuestras ventajas.
Narrador: Un buen consejo dado por el padre, que fue aún más allá de lo esperado, pues el chico aceptó humildemente su buena apariencia, y alabó las virtudes de su hermana, ella también aprendió a quererse más a sí misma, y no compararse con nadie.
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me encanto la obra la voy a hacer en navidad con unas amigas yo tengo 10 años